“Mostramos todo, no nos quedamos con nada” propone un recorrido por la colección del Museo de la Ciudad para pensar a los objetos como un testimonio del paso del tiempo, al celebrarse 50 años de su nacimiento.
“La idea fue mostrar gran parte de la colección sin jerarquizar los objetos, de manera tal de verlos sin año, sin procedencia, porque pensarlos dispersos permite armar un calidoscopio de cosas que conocimos y usamos”, dijo a Télam el director de esa institución, Ricardo Pinal Villanueva, al mencionar entre los objetos cámaras de foto, relojes y vestimenta.
La muestra podrá visitarse hasta el 17 de marzo, propone “entender al objeto en su dimensión vital como proveedor de identidad, no como vehículo de nostalgia”.
En ese sentido, Pinal Villanueva explicó que “la selección se realizó con piezas de distintas colecciones que están organizadas por vestuario, accesorios, juguetes”.
“Expusimos una gran variedad de teléfonos de distintas épocas para pensar cómo cambiaron las costumbres y los comportamientos en relación a ese objeto. Antes, los teléfonos tenían cable, eran objetos fijos. Una persona que nació en 2001 nunca discó para hablar por teléfono, esto implica muchos cambios en la gestualidad”, reflexionó.
Además, planteó que “lo mismo se puede ver con los cambios en las formas de escuchar música: hay un despliegue de discos, simples que nos permiten ver los cambios en la forma de escuchar música porque hoy se baja directamente de Spotify”.
La exposición permite repensar cómo objetos que van desde máquinas de escribir, cámaras de fotos o teléfonos en su materialidad trascendieron su momento histórico y son soporte de un mensaje porque, como sostienen los organizadores, “no hay una única historia en los objetos, no hay una única dimensión en los objetos”.
Pinal Villanueva señaló que “también hay variedad de cámaras de fotos, antes las había de rollo y de placa, que fueron cambiando su peso, al verlas podemos entender por qué no había selfies” y agregó que “los objetos fueron evolucionando y al verlos nos pueden parecer nimios pero dan cuenta de los cambios de nuestra conducta”.
El objetivo de una muestra así es que “los vecinos sigan donando, que vean que los elementos que parecen menores tienen un valor importante para la historia de Buenos Aires”, señaló.
“Los objetos cuentan la historia de las personas y de los grupos y dan cuenta de cómo fueron cambiando los comportamientos en los últimos años. Es interesante ver cómo la gente se encuentra con los objetos y funcionan como un disparador de la propia vida”, remarcó.
Al recorrer la exposición se puede advertir “cómo algunos objetos desaparecen y otros se mantienen. Las bigoteras, que eran una especie de red para que los hombres no se despeinen el bigote mientras dormían, no se usan más y en cambio, hay peinadores de pestañas que son muy parecidos a los que se siguen usando”, comparó.
“Mostramos todo, no nos quedamos con nada”

Todos los días de 11 a 18
Museo de la Ciudad: Defensa 187, en el barrio de San Telmo
Entrada libre y gratuita.