Un tercio de los habitantes de la Ciudad es vulnerable, pobre o indigente. Las canastas de pobreza e indigencia se encarecieron más de un 50% durante 2018 empujadas por el precio de los alimentos básicos, que superó a la inflación.
Según la Dirección de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires, en 2018 la canasta de indigencia de una familia tipo aumentó un 50,9%. Si en diciembre de 2017 necesitaba $ 8.108,98, un año después para comer lo indispensable para la subsistencia necesitó $ 12.237,92.
En tanto la canasta pobreza, sin contar el alquiler, se incrementó el 47,6% y subió de $ 16.847,24 a $ 24.865,43. Sin embargo, el mismo organismo considera que una familia tipo para no estár en situación de vulnerabilidad necesita ganar por lo menos 31.349,71.
La Dirección calcula una inflación promedio en 2018 del 45,5%. Pero la de los pobres subió 2 puntos más y la de los indigentes 5,4 puntos. La inflación afectó más a los más pobres y esto se explica por el alza de los alimentos indispensables, que superó los aumentos promedio. Según el INDEC, en Capital y GBA, el precio de la harina subió de $ 11,03 a $ 30,32 – 174,9%- e incidió en el precio de los fideos secos que aumentó un 101% y en el precio del pan francés que subió un 81,2%.
Además, para que una familia tipo no sea considerada pobre ni atraviese una situación de “vulnerabilidad” necesitaba en diciembre -los aumentos siguieron en enero- contar con ingresos superiores a los $ 31.349,71. “En promedio, los trabajadores registrados perciben $ 30.000 de sueldo neto, luego de los descuentos de jubilación y salud”, señala el analista económico Ismael Bermúdez. El sueldo promedio de los porteños, por lo tanto, no releva a trabajadores en relación de dependencia de estar encuadrados en situaciones de vulnerabilidad.
Hacia el segundo trimestre de 2018, había en la Ciudad 565.000 pobres, el 18,4% de la población. De ellos, 173.000 eran directamente indigentes. La Dirección de Estadística registraba otro 9,4% de “vulnerables”, unas 288.000 personas. Por entonces, 1.112.000 habitantes de la ciudad (36,3) eran vulnerables, pobres o indigentes. Los índices de inflación, el aumento de alquileres y alimentos, seguramente han arrastrado a más familias a esta situación.
El Indec informará el 28 de marzo los índices de pobreza e indigencia a partir de los valores del segundo semestre.
Con los valores de la canasta básica total el Indec elaborará la medición del Índice de la pobreza, entendida ésta como las personas cuyos ingresos no alcanzan para comprar un mínimo de indumentaria y el pago de servicios, además de alimentos.
En tanto que con los valores de la canasta básica alimentaria se confecciona el Índice de indigencia, que comprende a aquellas personas cuyos ingresos ni siquiera alcanzan para comprar la cantidad indispensable de comida para la subsistencia.