Hace diez meses que los argentinos sufrimos una inflación mensual por encima del dos por ciento. El Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), que depende de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), presentó el informe mensual de inflación y destacó que para el primer mes del año, la inflación fue del 2,7 por ciento y en el acumulado de los últimos meses, los precios aumentaron un 48,7 por ciento.
“En enero de 2019, el poder adquisitivo de los asalariados formales fue 14,4 por ciento menor al de noviembre de 2015, y 11 por ciento inferior al de enero de 2018. Aunque la tendencia de los últimos meses muestre que el salario real parecería haber encontrado un piso a partir de octubre de 2018, es muy improbable que este año el salario real retorne a los niveles de 2017, explicó el rector de la UMET, Nicolás Trotta. “Es alarmante cómo Cambiemos ha enfriado la economía sacándole el dinero a los trabajadores del bolsillo”, destacó.
El informe remarca una inflación del 2,7 por ciento, siendo enero, entonces, el décimo mes consecutivo con inflación al dos por ciento. Entre los rubros que componen la canasta básica, el capítulo Otros bienes y servicios (por las subas en cigarrillos) fue el elemento que registró más subas en enero (7,7 por ciento). Lo siguió Esparcimiento, con 6,4 por ciento, Equipamiento y mantenimiento del hogar que trepó 3,3 por ciento, impulsado por el aumento en los productos de limpieza. Transporte y comunicación, por su parte, subió, en porcentaje, 2,6 por ciento, lo cual se explica en buena medida por la suba del colectivo, tren y subte en el AMBA.
Por su parte, Vivienda lo hizo en 2,4 por ciento, debido a alzas del 17 por ciento promedio en el agua. Alimentos y bebidas, el rubro de mayor peso en la canasta, se encareció 2 por ciento en el primer mes del año.
Si se toma en cuenta los últimos doce meses, los precios aumentaron un 48,7 por ciento: es la variación interanual más alta desde la hiperinflación de 1991. Cabe mencionar, explica el informe, “sigue afectando más a los que menos tienen, siendo más intensa en los deciles asalariados de bajos ingresos relativos, que destinan un porcentaje mayor de los mismos a servicios públicos y alimentos”. Ese dato refuerza una tendencia con data desde el 2016: las subas de servicios públicos afectan a los más vulnerables en términos relativos.
Pero febrero tampoco ofrece un panorama alentador: a partir del primero del mes fue pautado un cronograma de aumentos que incluyen subas en electricidad, medicina prepaga, garrafa de gas (incluida la tarifa social) y de todos los transportes públicos de la Ciudad: subte, tren y colectivo. Según los economistas, el próximo mes habrá una inflación de, al menos, dos por ciento.
El otro dato alarmante, según el informe de la UMET, es la dinámica del empleo. Según datos oficiales, entre marzo y noviembre de 2018 (último dato disponible) la cantidad de asalariados en blanco en las empresas se desplomó 2,2%, lo que equivale a 136.000 empleos de calidad menos en tan solo ocho meses. Una estadística que se vuelve más grave aún si se tiene presente que la población en edad laboral sigue creciendo, de modo que no sólo es necesario evitar que se pierdan empleos, sino que el empleo debe crecer cuanto menos al ritmo de crecimiento de la población en edad laboral, alrededor del 1 por ciento anual.
En esa línea, el secretario de Estadísticas de la CGT y secretario general del SUTERH, Víctor Santa María, se mostró preocupada ante la falta de empleo y la precarización que conlleva esta situación: “La recesión se sigue profundizando y no se ven indicios de cuándo se va a tocar fondo. La crisis en el mercado laboral no parece encontrar fin. La búsqueda de personal por parte de las empresas se encuentra en mínimos históricos y el horizonte de expectativas no es bueno”.