Por Jeremías Batagelj
Otra vez, la comunidad educativa detuvo la escalada del Gobierno para cerrar escuelas. Luego de la obligada marcha atrás que tuvo que dar la ministra de Educación, Soledad Acuña, al bajar la resolución que ordenaba el cierre de catorce escuelas nocturnas, ahora el Juzgado Nº 18 en lo Contencioso Administrativo y Tributario resolvió dar lugar a una medida cautelar de los docentes y exigió al Gobierno porteño disponer las vacantes para la sala de lactario en el Hospital Ramos Mejía, que Cambiemos quería cerrar.
“El lactario si se abre”, cantaban las profesoras. También se abrazan y sonríen. Para la comunidad educativa de la Escuela Inicial del Hospital Ramos Mejía -ubicado en el barrio de Almagro- es un día de festejo. Es que la decisión del juez Marcelo López Alfonsín de abrir las vacantes para la sala de 45 días a un año y medio, en el centro de salud Ramos Mejía, representó el final feliz de una historia que parecía tener otro desenlace. “Luchar tiene sentido. Con la decisión del magistrado ganaron la comunidad educativa, las ex alumnas, las maestras del área Inicial por defender el derecho social a la Educación”, relató, a Diario Z, Eduardo López, secretario general de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE).
La última misión que tenía el juez antes de tomar una resolución era visitar la Escuela Inicial, en el cruce de las calles Venezuela y Urquiza. Ese miércoles López Alfonsín recorrió las salas, habló con los docentes e, interiormente, ya había tomado la decisión: la sala lactario no se cerraba. Este mediodía, la decisión se traspasó al papel. “Ordenar al Gobierno de la Ciudad a que arbitre los medios necesarios a fin de proceder a la apertura inmediata de la inscripción de vacantes para niños y niñas de 45 días a 1 año de edad –sala de lactario- en la Escuela Infantil N°6 Distrito Escolar N° 6 para este ciclo lectivo 2019”, indicó el magistrado y puso, como plazo máximo, cinco días para que el gobierno porteño acate la orden judicial.
En el fallo, el magistrado remarcó la necesidad de que el Gobierno de “asegurar y financiar la educación pública, estatal laica y gratuita en todos los niveles y modalidades, a partir de los cuarenta y cinco días de vida hasta el nivel superior” e indicó que no había ninguna diferencia edilicia entre “la sala del lactario y las otras salas que integran el jardín”.
Pero para entender el festejo es necesario volver mentalmente a diciembre del año pasado. El cuarto día de ese mes, el ministerio de Educación porteño publicó la resolución 3968/2018 que oficializaba el cierre del jardín del hospital Ramos Mejía y establecía la mudanza total para el 2021.
El primer paso que tenía en mente el gobierno era el cierre del lactario y, en forma progresiva, dejará de tener sala de deambuladores y de 2 años para finalmente trasladarse, en 2021, a un edificio cercano donde asistirán niños de entre 3 y 5 años. La comunidad educativa se unió para impedir el avasallamiento del Gobierno y realizó distintas marchas -además de disponer de la medida cautelar- para visualizar el tema. “Si lograban cerrar el Ramos sin dudas iban a avanzar por más escuelas Infantiles, precarizando cada vez más el Nivel Inicial con el reemplazo de salas de maternal por los Centros de Primera Infancia que no son escuelas e implican un retroceso pedagógico de más de 50 años”, explicaron las docentes de la sala.
La comunidad educativa salta, grita y festeja. Otra vez, impidieron que se cierren escuelas en la Ciudad.
