Así lo dispuso el Ministerio de Educación porteño. Por medio de un correo electrónico, la cartera que conduce Soledad Acuña indicó que hasta el viernes 23 de marzo se suspenderán las clases en la escuela del barrio de Almagro. Con esta nueva suspensión, los 1.900 alumnos que asisten a la “Rosarito” ya acumulan más de siete días sin tener clases. Los reclamos de la comunidad educativa para mejorar las condiciones edilicias datan desde febrero.
“Las clases quedarán suspendidas hasta el viernes 22 de marzo inclusive, tiempo necesario para llevar adelante las medidas indicadas por los especialistas” expresó el Ministerio de Educación en un comunicado.
Además, el Ministerio informó que ya está “trabajando y haciendo todo lo indicado por los expertos del Pasteur, el Área Programática del Hospital Durand y Control de Plagas del Ministerio de Espacio Público del Gobierno de la Ciudad”.

A principios de febrero, la comunidad educativa de la escuela había alertado a las autoridades del Ministerio de Educación, a cargo de Soledad Acuña, para que realicen una fumigación ya que el establecimiento educativo estaba infectado de ratas. Pero el gobierno demoró y son los chicos lo que padecen la falta de clases. Primero se suspendió el miércoles 6, un día después del inicio del ciclo lectivo. Cinco días después -lunes 11- la directora y los supervisores se reunieron con los padres para comunicarle que, de acuerdo al informe del Ministerio de Educación, la escuela estaba en condiciones de recibir a los chicos. Los padres (y algunos docentes) recorrieron las aulas y observaron que nada había cambiado: había excremento de ratas en las salas de música y computación.
“Nosotros entendemos que la escuela fue limpiada, pero no basta, porque las ratas vuelven. Quizás haga falta una limpieza industrial y que se realice cada quince días durante varios meses, como un procedimiento preventivo”, explicó Diego Rozo, egresado del colegio y padre de dos nenes que estudian allí.
“Los directivos informaron a las autoridades que hicieron todo lo que protocolarmente corresponde, se elevaron actas, se hicieron inspecciones, limpiaron, pero para nosotros no es suficiente porque sigue habiendo ratas, por algo la cocina fue clausurada porque fue donde más ratas se vieron”, agregó Rozo.
A la escuela, ubicada en Pringles 1165, asisten 900 alumnos de jardín y primaria y, a la noche, hay casi mil alumnos de programas de educación no formal. Aunque es de jornada simple, la directora de la Cooperativa, Fabia García Panelli, había asegurado, en una entrevista a Página/12, que “setenta alumnos almuerzan en la institución”. “La mayor parte de los cursos de educación no formal tienen que ver con la cocina. Es imposible tener clase si hay plaga. Siempre hay algún alumno que se cruzaba alguna rata a la noche”, agregó.