Luego de los primeros traslados de familias a las nuevas viviendas del barrio Rodrigo Bueno, Diario Z dialogó con uno de los cuatro delegados que coordinan la Mesa de Participación Barrial, Luis Espinoza.
–¿Cómo vivieron los primeros traslados?
-La verdad es que estamos muy contentos. Hay que tomar dimensión que esto surgió de una mesa participativo del barrio con el Instituto de la Vivienda. La intención era que los primeros que se mudaran sean los habitantes históricos del barrio, por eso los primeros 23 fueron gente que vivió toda su vida acá. Así que si vemos todo el camino, es una alegría para nosotros.
–¿Hace cuánto que vienen luchando por el proceso de urbanización?
-La lucha es histórica. Desde hacía veinte años que existió un proceso de desalojo constante contra los vecinos del barrio. Todos querían echarnos, sea cual sea el partido. Nosotros hicimos un reclamo con la Defensoría del Pueblo y en 2011, cuando salió el fallo de la jueza (Elena) Liberatori, desde el gobierno de la Ciudad nos dijeron que era un disparate, que no se podía hacer. Luego, con la resolución del Tribunal Superior de Justicia porteño, el Instituto de la Vivienda (IVC) planteó una nueva salida, con la idea de reurbanización. Pero fue todo una lucha.
–¿Hay problemas con la reubicación? Hay vecinos que reclaman una nueva tasación de sus casas.
-Como en todo, hay diferentes opiniones.Lo que siempre pedimos es que los precios se actualicen: las tasas de las casas deben ser actuales. Y que los precios sean consensuados, no que el IVC decida de una vez y ya. Pero yo creo que, en general, la mayoría de la gente está contenta en trasladarse. Lo bueno es la posibilidad de que familias de escasos recursos terminen pagando una cuota que no supere el 20 por ciento del ingreso familiar. Y con todos los aumentos que hay, abonar una cuota de dos mil o tres mil pesos, de tasa fija, no nos parece mal.
–¿Qué reclamos siguen aún pendientes?
-En términos de viviendas, que son 612 construcciones, lo que aún seguimos peleando son los equipamientos. Pero no hay que olvidarse que 600 familias permanecerán en el barrio histórico, que no tienen ninguna estructura urbana y el IVC está obligado a arreglarlo. Por otro lado queda construir un corredor turístico, pegado al río, con un mirador y un muelle popular, tal cual figuraba en el proyecto.