Por Jeremías Batagelj
El Frente de Todos ya cerró su candidato en la Ciudad: Matías Lammens logró unificar la oposición y encabezará la boleta que competirá con el oficialismo, ahora convertido en Vamos Juntos. Pero, la pregunta queahora se hacen miles de porteños: ¿Quién es Matías Lammens?
Wikipedia, por caso, dice muy poco sobre él. Según la enciclopedia digital, Lammens “es Presidente del Club Atlético San Lorenzo de Almagro desde el 2012 (reelecto en 2016), empresario, dueño de una firma de distribución de vinos y se graduó del Colegio Nacional de Buenos Aires y se recibió de abogado en la Universidad de Buenos Aires”. Si se profundiza su historia, en cambio, se destaca que esos pergaminos tienen más profundidad que un simple cargo o título. Por ejemplo, la consideración en la educación pública: “Es necesario tener una educación pública de excelencia”, dijo Lammens y agregó que “me siento muy orgulloso de ser alumno del Buenos Aires porque es público y gratuito. El otro día en una charla con alumnos de quinto y sexto año, les decía que el legado de ellos debía ser que haya muchos Buenos Aires, dos, cinco, cien. El Nacional tiene un lindo sentimiento de que uno siempre le va a deber al colegio y de luchar para que los demás tengan las mismas posibilidades que tuvo uno”, expresaba en una vieja entrevista con la revista Almagro.
En el ambiente de fútbol, el nombre de Lammens es sinónimo de las palabras Tinelli y San Lorenzo. Para él, en cambio, el club de Boedo lo vincula indeleblemente con otra persona: su padre. Nestor Lammens había llegado a la vicepresidencia de San Lorenzo en la década de los 80. Poco tiempo después, cuando Matías transcurría la primaria, su progenitor murió. “Me puse muy triste, me costó entender el porqué, pero rápido, rapidísimo, no sé si como un mecanismo de defensa o qué, me refugié en San Lorenzo. Me hice muy fanático… como si San Lorenzo fuera mi viejo”, contó a la ahora extinta revista deportiva El Gráfico.

Lammens tomó la conducción de San Lorenzo junto a Marcelo Tinelli (del quien dice ser “muy amigo”) en 2012 con el equipo jugando la Promoción: lo mantuvieron en primera, al toque salió campeón en 2013, ganó la Libertadores 2014 (máximo triunfo en la historia del club) y la Supercopa en 2015 (aquel 4 a 0 contra Boca). Pero eso no fue todo: durante sus dos mandatos, la cantidad de socios pasó de 28.000 a 70.000, desarrolló las divisiones inferiores y desplegó los deportes menos populares con éxitos en hockey, vóley, atletismo, futsal y, sobre todo, en básquet.
La frutilla del postre fue Ley de Reparación Histórica, firmada en 2012, que obligaba a que Carrefour le venda los terrenos al club del Papa Francisco. El plan de Lammens, ahora, consiste en construir un estadio “365” que funcione todos los días del año y que esté rodeado de centros culturales, comercios y una escuela.
El look de este empresario (tiene a su cargo una distribuidora de vino Ñuke Mapu junto a dos socios) se distingue a simple vista: barba de tres o cuatro días, camisa ajustada, pantalón de vestir y zapatillas informales. Un modelo de la escuela Cambiemos. “Nos vestimos como ellos, hablamos como ellos, pero pensamos lo contrario: por eso nos temen”, dice. Ellos, agrega, son los “amarillos”.
Las críticas de Lammens a Rodríguez Larreta se mezclan con algunos elogios de la gestión, aunque asegura que “lo separan diferencias ideológicas muy grandes”. “Hacer obras está muy bien y muchos puentes seguramente son necesarios. Pero las emergencias son las emergencias: si hay un 20 por ciento de pobres y 200 mil indigentes en una ciudad con el presupuesto de Madrid, y encima 20 mil chicos sin vacantes en escuelas públicas, hay que saber qué tenemos que atender primero”, expresó.
Sobre la posibilidad de encabezar la boleta de la oposición en la Ciudad, días atrás, Lamenns decía -en una entrevista con Página/12- que “hay que armar un frente grande, amplio, interpelando no solo a sectores políticos sino de la sociedad civil para estar en condiciones de disputar la ciudad después de 12 años de gestión macrista” y repartía elogios al Frente de Todos: “Valoro mucho esos gestos (la unión de Fernández-Fernández), como valoré la ampliación de derechos civiles de Cristina y el impulso reactivador de Néstor, o la creación de universidades públicas en el Conurbano para diversificar todavía más la oferta”.

El último nombre que nunca puede faltar en una breve descripción de Lammens es Fidel Castro. No habló con él. Tampoco tiene una foto. Pero su vida, cuenta, está atravesada por el líder revolucionario de Cuba. Por citar un caso, en 2001, la socióloga Mariana Gené recorría La Habana con una amiga cuando de un grupo de tres porteños, dos se le acercaron para charlar con ellas. El restante, en cambio, se había quedó a un costado leyendo discursos de Fidel. Luego se unió al grupo, y a las pocas horas un joven Matías se haría inseparable de la socióloga: el noviazgo que había nacido en esa isla del Caribe perduraría hasta el día de hoy.
“No soy comunista, no creo que haya que expropiar las empresas y que el Estado tenga que ser dueño de todo. Creo que la iniciativa privada le hace muy bien a los países, te diría que con el tiempo y estudiando mucho, el modelo de (Arturo) Frondizi de atraer inversión privada es bastante interesante. Pero el Estado debe no sólo regular esa inversión, sino orientarla, Sigo creyendo que el gran problema de los países latinoamericanos, es el giro de capitales de la periferia al centro, que es la historia de la Argentina: exportamos carne e importamos carteras. El problema es el mismo que hace 200 años”, agregó en una entrevista con La Nación. Clarín, por su parte, le dedicó una editorial por vínculo con Cuba. “No por leer muchos discursos de Fidel se hace político”, expresaron desde ese diario. Lammens pareciera hacer oídos sordos. Así publica desde su Twitter.