A cien años del nacimiento del escritor Héctor Oesterheld, que nació el 23 de julio de 2019, no ha palidecido la potencia expresiva y crítica de “El Eternauta”, obra emblemática de la historieta argentina que continúa reeditándose en varios idiomas y que cuenta con comunidades de lectores en América latina y Europa.

Graduado como geólogo, Oesterheld comenzó a publicar cuentos destinados para niños y notas sobre divulgación científica, publicó en revistas como “Misterix”, “Hora Cero” y “Frontera”, siendo sus series más conocidas Sargento Kirk y Bull Rocket.
Pero fue la publicación de “El Eternauta”, difundida inicialmente en Hora Cero Semanal de 1957 a 1959, la que lo convirtió en el referente de la historieta con un relato situado en Buenos Aires, con la General Paz, el estadio de River Plate, Plaza Italia y la estación de subte Congreso como lugares centrales en los que el protagonista Juan Salvo toma decisiones ante una terrible invasión extraterrestre que lo obliga a asumir la resistencia como forma de vida.
Oesterheld (Buenos Aires, 1919) fue secuestrado -al igual que sus cuatro hijas, Diana Marina, Estela y Beatriz, sus dos yernos y sus dos nietos- por la dictadura de Jorge Rafael Videla en abril de 1977 en la ciudad de La Plata, y estuvo detenido en Campo de Mayo y en el centro clandestino de detención El Vesubio. En ese momento era un activo militante de base de la organización Montoneros.
Salvo su hija Beatriz y su yerno Raúl Eraldi, marido de Diana, cuyos restos pudieron ser sepultados, los integrantes de esa familia continúan desaparecidos y fue la esposa, Elsa, la única sobreviviente de esa masacre, la que continuó esa búsqueda por la Memoria, la Verdad y la Justicia como abuela de Plaza de Mayo.

Para Patricia Breccia, dibujante e historietista, hija de Alberto Breccia y hermana de los también dibujantes Cristina y Enrique, “Oesterheld es uno de los más grandes guionistas y escritores que dio el mundo de la historieta en Argentina” y asegura que “todavía no está lo suficientemente valorado en este país por la dimensión que tuvo como autor, ya que fue más allá de un guionista”.
“La diferencia de Héctor con otros guionistas es que transcendió la historieta, hablamos de otro género. Fue un escritor que utilizó la historieta para hacerla popular”, reflexionó Breccia.
Las periodistas Fernanda Nicolini y Alicia Beltrami, autoras de la biografía que reconstruye la trama familiar destruida por el terrorismo de Estado, piensan en “la aniquilación de esta familia como reflejo de la aniquilación de una generación. Un antes y un después en la historia de nuestro país”.
Es Beltrami quien explica que “fue muy impactante y demoledor encontrar detalles de la tortura a Héctor, secuestrado cuando aún estaban con vida dos de sus hijas y ver cómo lo mantuvieron en condiciones inhumanas hasta que las secuestraron a todas. A medida que las iban secuestrando se lo hacían saber como parte de la tortura”.
Nicolini considera que su principal legado es que “entendió el alcance profundo que podía tener la historieta dentro de la cultura, ya que lo que generaba una buena historieta podía ser tan fascinante y transformador como lo que generaba un libro de ´alta literatura´. La redefinió como una herramienta de entretenimiento que a la vez podía contar la historia que otros no contaban. La de los anónimos, que es mucho más compleja y rica que la de los superhéroes”.
En ese sentido, explica que “El Eternauta es la obra que condensa su pensamiento y legado: la aventura nace cuando un grupo de personas, comunes y corrientes, se enfrentan a una situación que las obliga a hacer cosas extraordinarias”.
Para Breccia, la mejor manera de recordar a Oesterheld es leyéndolo y al momento de elegir una obra, destaca “Mort Cinder”, la historieta argentina escrita por él y dibujada por su padre en la que el anticuario londinense Ezra conoce al hombre eterno.