El Museo del Holocausto presentó hoy 83 objetos nazis, entre ellos un instrumento para medir cráneos, incautados por la Policía Federal a un coleccionista que los conservaba de manera clandestina en su domicilio de la localidad bonaerense de Béccar y que a partir de ahora estarán “al servicio de la educación y la memoria”.
Carlos Olivares, dueño de una tienda de antigüedades en Vicente López, en principio dijo que eran réplicas. Pero en marzo de 2018 la coartada se cayó cuando dos expertos llegados de Alemania para examinar la colección con simbología alusiva al régimen liderado por Adolf Hitler que el anticuario guardaba en su chalet del norte del conurbano bonaerense.
Algunos de los objetos incautados formarán parte de la nueva exhibición permanente del museo, que actualmente está ubicado en el barrio de Belgrano pero que en diciembre próximo volverá a su sede original, en la calle Montevideo al 900.
Los que “más horror” le generaron fueron los instrumentos de medición antropométricos, “que fueron usados para justificar, mediante investigaciones seudocientíficas, las fábricas de la muerte”, dijo hoy Marcelo Mindlin, presidente del Museo de Holocausto de Buenos Aires.
Estos instrumentos, que medían los cráneos de hombres, mujeres y niños, pertenecieron a la “oficina de políticas raciales” del nazismo y fueron encontradas en sus cajas originales. Cada una de esas cajas tenía en su interior una placa de metal plateada donde todavía pueden leerse tablas de medidas estándar de cráneos según cada raza. Esas tablas respondían a una serie de teorías que proliferaron a principios del siglo pasado y que luego fueron descartadas por carecer de validez científica.
También había un juego de lupas y el negativo de una fotografía de Adolf Hitler con una lupa análoga, un reloj de arena perteneciente a Kurt Max Franz Daluege, jefe de la policía del Tercer Reich; un vaso de cerveza conmemorativo del congreso del partido Nacional Socialista Obrero Alemán en 1934 y un águila imperial nazi sobre pedestal, de metal plateado y mármol de Carrara, entre otros.
“La mayoría de los objetos son originales”, dijo a The Associated Press Serafina Perri, curadora del Museo del Holocausto. “Hace varios años que trabajo en el museo y realmente esta colección fue impactante, dura, pero necesaria. Es la mejor forma de preservar la memoria”.
Una caja portatabaco grafica los lazos entre Argentina y el régimen nazi en aquella época. La pieza pertenecía, según el museo, al argentino nacionalizado alemán Ricardo Walther Óscar Darré, quien se desempeñó como ministro de Alimentación y Agricultura del régimen nazi entre 1933 y 1942 y también fue director de la Oficina de la Raza y Reasentamiento. Fue condenado a siete años de prisión en el juicio de Nuremberg, que juzgó las atrocidades cometidas por el nazismo.
Los instrumentos de medición racial y otros de los 83 objetos incautados estaban exhibidos hoy sobre una mesa en un costado del salón donde se hizo la presentación. Entre quienes miraban las piezas con detenimiento estaba Eva Rosenthal, quien tiene 89 años, vive en Argentina desde los 24, nació en Budapest, Hungría, y sobrevivió a los campos de trabajo forzado del nazismo.
“Estuvimos en manos de criminales que odiaban porque sí, nosotros no habíamos hecho nada”, dijo Eva a Télam. Eva dedicó varios minutos de su atención a una tabla del juego esotérico llamado “ouija” que fue utilizada por jerarcas nazis.
En la mesa de exhibición también había lupas, cajas de tabaco con la esvástica y una imagen del dirigible alemán “Graf Zeppelin” tomada por el fotógrafo oficial de Adolf Hitler, Heinrich Hoffman.
Néstor Roncaglia, jefe de la Policía Federal Argentina, también participó de la presentación y recordó el operativo en el que se incautaron los objetos.
En junio de 2018, siguiendo las pistas de una investigación que ya había conducido a un local de venta clandestina de antigüedades en Vicente López, un grupo de efectivos irrumpió en la casa de Carlos Olivares, en la localidad bonaerense de Béccar.
Carlos Olivares enfrenta actualmente un juicio oral por infringir la ley 25.743 de protección del patrimonio arqueológico en el juzgado federal de San Isidro, a cargo de la jueza Sandra Arroyo Salgado. La jueza, quien también participó hoy de la presentación, decidió que el Museo del Holocausto de Buenos Aires sea el depositario judicial de los objetos “por lo menos hasta que se cierre la causa”.