Las sillitas o sistemas de retención infantil para el automóvil son la medida de seguridad más importante para los niños dentro del vehículo, porque previenen hasta el ochenta por ciento de todas las lesiones graves o mortales que pueden producirse en caso de accidente.
La presencia de sillas infantiles en los automóviles representa un requisito indispensable para el cuidado y protección de los más chicos. Los expertos recomiendan optar por estos sistemas de retención en función del peso y la altura de los niños. Y remarcan que la edad es sólo orientativa. Por esta razón es necesario cambiar de asiento a medida que el niño crece, ya que tener una silla de muy buena calidad – si se descuida su colocación y estatura del niño – no tiene ninguna utilidad.
Tipos de sillas infantiles
Varios son los modelos de sillas infantiles existentes. Para los más pequeños, las primeras sillas que se utilizan son las del Grupo 0 y 0+, orientadas a niños de hasta 10 kilos, que corresponden aproximadamente a los 18 primeros meses de vida. La opción más segura para este grupo es una silla cubierta (silla cuna o huevito), colocada en posición contraria a la marcha y fijada con los cinturones de seguridad traseros. Los sistemas de tipo cesta, ubicados transversalmente, no son tan seguros, ya que el bebé queda demasiado suelto.
El siguiente grupo, compuesto por los niños de 10 a 18 kilos (hasta 4 años aproximadamente) requiere una silla infantil que se puede colocar en el asiento trasero.
El tercer grupo, niños de 15 a 25 kilos, de 4 a 6 años, pueden utilizar una silla del tipo amoldador con respaldo, que les permite usar el cinturón del vehículo. No obstante, hay que asegurarse de que el cinturón no quede colocado sobre el abdomen del niño, sino sobre la cadera.
Por su parte, los niños de 22 a 36 kilos (de 6 a 12 años), deben utilizar un amoldador que se regule en altura y que se coloque de modo que permita fijar el cinturón sobre la clavícula y la cadera del niño.