Una muerta por dengue y otro por sarampión: cuál fue el ajuste en Salud que cuesta vidas

Por Franco Spinetta. Especial para Diario Z

El viceministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak; el infectólogo Luis Trombetta, y el presidente de la ong Soberanía Sanitaria, Leonel Tessler, relacionan la desinversión en Salud con la primera muerte por sarampión desde 1998 y el aumento de los casos de dengue.

Suele decirse, en el ámbito de la gestión estatal, que gobernar es definir prioridades y asignar recursos. Cuando el gobierno de Mauricio Macri decidió degradar el Ministerio de Salud a secretaría, con una consecuente baja de su presupuesto y recortes significativos para áreas sensibles como el calendario de vacunación, dejó a las claras que ésa no era una prioridad de su política. Las consecuencias están a la vista, coinciden los especialistas y autoridades sanitarias, que ubican las dos muertes ocurridas en la Ciudad de Buenos Aires esta semana (una por dengue y la otra por sarampión) dentro del abanico de posibilidades en este estado de situación.

La reducción presupuestaria en políticas de prevención contra el dengue estuvo en el orden del 35% y la subejecución fue del 70% durante el gobierno anterior.

La noticia impactó por la novedad. Una mujer de 50 años, oriunda del partido de La Matanza, murió en el hospital Cemic producto de una infección por sarampión y se convirtió en la primera víctima por esta enfermedad en la Argentina desde 1998. El sarampión se había erradicado del país en el año 2000, pero tras la desinversión en materia de vacunas por parte de Cambiemos, reapareció con fuerza el año pasado cuando el país atravesó el mayor brote de esta enfermedad desde entonces. En tanto, un hombre de 73 años, residente de Avellaneda, murió en el Hospital Italiano, infectado por dengue. Fuentes del gobierno bonaerense contaron a Diario Z que la reducción presupuestaria en políticas de prevención contra el dengue estuvo en el orden del 35% y que la subejecución fue del 70%.

Más allá de las condiciones particulares de cada paciente, cuyos estados eran -según informó el propio ministro de Salud de la Nación, Ginés González García- “muy vulnerables”, sus fallecimientos pusieron sobre la superficie una compleja situación en materia sanitaria, con brotes epidemiológicos a la vuelta de la esquina, que desconoce de los límites políticos entre jurisdicciones que comparten un mismo territorio. De acuerdo con el Boletín Epidemiológico bonaerense, desde comienzos de septiembre de 2019, Argentina “está registrando la mayor incidencia de casos confirmados de sarampión desde la eliminación de la circulación endémica del virus”, con casos en la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. De hecho, el último Boletín Epidemiológico de la Ciudad, fechado el 14 de febrero, indica que “continúan incrementándose los casos de dengue con y sin antecedente de viaje”. Desde el inicio del 2020 y hasta el 8 de febrero, se confirmaron en total 70 casos (de 258 notificados).

Respecto del sarampión, se notifican alrededor de 15 casos por semana. “Es fundamental sostener e incrementar la vigilancia para este evento. Se están realizando diferentes actividades para el fortalecimiento de la vacunación”, señalan los especialistas coordinados por el Gerente Operativo de Epidemiología de la Ciudad, Julián Antman. A pesar de estos datos, en el gobierno porteño se desentendieron de las muertes informadas, aduciendo que se trata de “pacientes bonaerenses”.

La Argentina está registrando la mayor incidencia de casos confirmados de sarampión desde la eliminación de la circulación endémica del virus. La campaña de refuerzo de 2019 apenas alcanzó al 30% de los distritos afectados.

“La situación de abandono de las políticas sanitarias por parte del gobierno anterior tiene varias consecuencias. No solo por la falta de acceso a las vacunas, por la caída de la inversión, sino también por el desmantelamiento de las estructuras de trabajo comunitario que permite el acceso a la salud en los territorios”, dijo a Diario Z el viceministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak. “Se pasó de tener el 90% de cobertura en materia de vacunas antes del ingreso escolar, a cerca del 70%”, añadió el funcionario, quien además aportó otro dato esclarecedor: la campaña de refuerzo que se realizó hacia el final del mandato de Mauricio Macri para contener el brote de sarampión en marcha, apenas alcanzó a cubrir el 30% de los distritos afectados. “Esto hace que hoy tengamos una situación como ésta en relación a esta enfermedad”, indicó.

Se pasó de tener el 90 por ciento de cobertura en materia de vacunas antes del ingreso escolar, a cerca del 70 por ciento”, afirma el viceministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak.

Una advertencia desoída

En noviembre de 2019, la Fundación de Soberanía Sanitaria emitió un informe en el que advertía que las acciones de la entonces Secretaría de Salud de la Nación para contener el brote de sarampión eran “insuficientes, dejando a la población expuesta y delegando la responsabilidad en los municipios”. “Esta es la peor epidemia de sarampión en 18 años, y con esta muerte adquiere un cariz más trágico. Esto está íntimamente relacionado con lo que fueron las políticas públicas en los últimos cuatro años, no sólo en términos de financiamiento, sino de coordinación y conducción de las políticas públicas. Esto hizo que se pierda la capacidad de cobertura con vacunas, que ya se había logrado en la Argentina”, señaló a este medio el médico sanitarista y presidente de la Fundación Soberanía Sanitaria, Leonel Tesler.

“El regreso del sarampión tiene que ver con la falta de inmunización colectiva”, sentenció, sin vacilar, el médico infectólogo Luis Trombetta. “El problema acá es que tenemos una disminución de la campaña por parte del gobierno anterior y la llegada de los antivacunas. Es una barbaridad que estemos discutiendo si las vacunas son buenas o malas, una discusión del orden de los terraplanistas”, agregó.

“El regreso del sarampión tiene que ver con la falta de inmunización colectiva”, sentenció, sin vacilar, el médico infectólogo Luis Trombetta.

Tesler ubica a este brote de sarampión en el marco de una epidemia que comenzó en Estados Unidos y que aquí encontró un terreno fértil para desarrollarse y relativizó el impacto de los antivacunas en la Argentina. “A diferencia a lo que sucede en EEUU, acá no está relacionado con los antivacunas, que es marginal, no tiene impacto. Lo que sí hizo que se vacune menos gente, fueron las políticas políticas públicas del macrismo”, insistió.

Trombetta y Tesler concordaron que estamos frente a una discusión de política sanitaria porque “cuando lográs una cobertura mayor al 95%, los ciclos del virus disminuyen hasta desaparecer”.

La conexión entre ambas enfermedades (dengue y sarampión) es sólo una cuestión incidental, aunque atravesada por la mala praxis política. “El dengue es una enfermedad epidémica, de características estacionales, que depende del ciclo de reproducción del mosquito y de la circulación del virus. La propagación está vinculada a la cuestión del ambiente, porque requiere de aguas estancadas para reproducirse. Es muy difícil controlar esa reproducción cuando las condiciones son óptimas para que el mosquito se desarrolle. Las campañas de descacharrización son una forma de limitar esto, pero no es definitivo. La parte voluntaria es evitar cubiertas, tachos, plásticos, etcétera. En Paraguay el virus está hace mucho tiempo, y el intercambio con ese país es incesante. Es muy difícil de controlar. Hay condiciones ambientales y sociales. No hay vacuna contra el dengue”, resumió Trombetta.

La apreciación del médico infectólogo concuerda con los boletines epidemiológicos de capital y provincia, donde se registra que la mayor parte de los infectados por dengue habían viajado principalmente a Paraguay.

Tesler incorpora un componente ideológico a la discusión al advertir que “en las pocas acciones publicitarias que hubo para fomentar la prevención del dengue, tuvieron una apelación neoliberal a la acción individual, como si dependiera sólo de las personas”. “Si uno se encarga de cuidar que en su casa no haya reservorios de agua, estás zafando de contagiarse. Ese tipo de pensamiento se contradice con la realidad fáctica, porque el mosquito que transmite el dengue tiene la capacidad de volar 50 metros a la redonda, entonces cuando aún en mi casa me haya encargado de sacar todos los cacharros, si mi vecina de al lado no hizo es lo mismo, todo lo que yo hice es al divino botón. Es indispensable para prevenir eficazmente la transmisión del dengue que exista una acción coordinada en la comunidad. Y para que esa acción sea eficaz es indispensable la acción del Estado”, puntualizó.

Para Kreplak, en ambos fallecimientos, se encuentran explicaciones puntuales de una situación general signada por el abandono. “No había un equipo de salud acorde, no había conducción, ni presupuesto. Esto lleva a que las epidemias, tanto dengue como sarampión, se encuentren en difíciles condiciones. Estamos trabajando muchísimo comunitariamente, con los intendentes, con los hospitales, los centros de salud y articulando con escuelas para poder llegar más eficazmente tanto en la prevención del dengue, como en la cobertura de vacunación”, amplió.