Leonel Tesler, sanitarista: “Hay que cuidarse más del mosquito del dengue que del coronavirus”

Por Franco Spinetta. Especial para Diario Z.

Millones de personas en cuarentena, ciudades enteras aisladas, bolsas de comercio en pleno derrumbe y un torrente informativo que, a cada segundo, actualiza el avance del coronavirus en la mayoría de los países del mundo. En la Argentina, con 17 infectados y un muerto (cuyo estado de salud previo era complejo), la atención está centrada en la Ciudad de Buenos Aires, donde se concentra la mayor cantidad de casos (10 confirmados y 65 sospechosos). Por el momento, se trata de pacientes que viajaron a países donde se contagiaron. En ese sentido, los protocolos se activaron y el gobierno trabaja en conjunto con el ministerio de Salud de la Nación para intentar contener la propagación local del virus.

En paralelo, informa el Boletín Epidemiológico de la Ciudad, crece en silencio y sin descanso otra epidemia: el dengue. Con 364 casos detectados en los efectores de salud porteños, la mayoría de ellos autóctonos, en la capital rige una alerta por esta infección cuyo índice de mortalidad supera al del coronavirus. “A esta altura, lo único que va a frenar el dengue es la llegada del frío”, advierte Leonel Tesler, médico sanitarista y presidente de la Fundación Soberanía Sanitaria.

Tesler hace un repaso sobre lo que se sabe hasta el momento del coronavirus, los grupos de riesgo -con especial énfasis en los mayores de 60 años-, las fuentes de contagio y las medidas adoptadas por las autoridades sanitarias para intentar contener la propagación de un virus nuevo que, si bien no reviste mayores peligros para la humanidad, se contagia muy fácilmente. Y asegura que, probablemente, en la Argentina y en muchos otros países la situación se complicará en los próximos meses porque el virus ya demostró que puede sortear las cuarentenas que se le imponen.

Sanitarista Leonel Tesler: ” En Italia se les fue de las manos y es probable que acá pase también…“.

¿Qué opina de lo que sabe a nivel mundial sobre la expansión del coronavirus?

El virus se está expandiendo muy rápidamente, pero mientras tanto donde se originó el foco, en China, se está controlando, mientras se está acelerando la propagación en países de Europa y medio oriente, en especial Irán. Y si bien siguen apareciendo casos nuevos, la tasa de mortalidad es bastante baja, alrededor del 3%. No sólo es baja, sino que se restringe a personas mayores. Todas las personas que fallecieron son mayores de 60 años y muchas de ellas tenían factores predisponentes: era probable que murieran por otros motivos, con o sin coronavirus. La mayor parte de los casos de coronavirus que estamos viendo transcurren como una gripe leve, dolor de garganta, tos y fiebre. Hay algo muy importante: no hay casos graves en niños ni embarazadas. Esto nos hace pensar que en la Argentina, si llegara a haber circulación del virus, hay que proteger prioritariamente a las personas mayores. De hecho, ya mismo hay una tendencia a protegerlos a ellos. No hay que esparcir el miedo, pero sí tener la precaución de cuidar a los abuelos como prioridad.

Su descripción se aleja del alarmismo. ¿En qué está basada?

-Es muy difícil de evaluar. Hay una parte que tiene que ver con lo noticiable, otra parte con algún potencial negocio de alguien, pero también hay una preocupación sanitaria seria. Aun cuando no sea algo muy grave, se trata de algo nuevo, se conoce poco y es un virus que tiene una gran capacidad de expandirse y pudo romper las cuarentenas que se impusieron. En China, con todas las estrictas medidas que se implementaron, el virus salió igual. En Italia tenemos la mitad del país en cuarentena. Si fuera una infección más grave, sería para verdaderamente asustarse. Es importante, igual, reducir la expansión en la medida de lo posible. Que se haya respondido de esta manera a nivel sanitario mundial, tiene que ver con que otras epidemias de coronavirus fueron mucho más mortales y complicadas. Se justifica que después de eso y del N1H1, se pongan en marcha los mecanismos sanitarios internacionales para contener esto. Cuando decimos que tiene una letalidad baja, eso se traduce en que tenemos cerca de 4 mil muertos, pero en comparación con la gente que se muere por una gripe común (influenza), es muy baja. Si lo comparás con la mortalidad del dengue, la fiebre amarilla o el sarampión, también es baja.

¿El grado de contagio de una gripe común y el coronavirus es similar?

Todo se contagia de una manera muy parecida: a través de las gotitas que salen al aire cuando estornudás o tosés. Son gotitas que enseguida se caen, no llegan muy lejos, pero es muy fácil contagiarse. Si vas a trabajar y alguien tiene gripe, es muy probable que te agarres una gripe. Pero por ejemplo, es menos contagioso que el sarampión. El virus del sarampión queda flotando en el aire por varias horas, con solo respirarlo lo incorporás; en cambio, el de la gripe no vuela más de un metro, aunque si estornudaste en tu mano y después tocaste otro objeto, ahí se produce el contagio.

¿Qué opinión tiene de los controles que se están haciendo en el país? ¿Se puede dar una situación como, por ejemplo, en Italia

Por ahora, estamos en una etapa de contención. Se está detectando cada caso que aparece, se lo aísla para prevenir la expansión del virus. Cada persona que llega de países en los que está circulando el virus queda en cuarentena. Por ahora, las medidas son pertinentes, están en el reglamento internacional, y están funcionando. Si bien estamos teniendo cada vez más casos, son todas personas que llegan de viaje. Se está logrando que no empiece a circular el virus por el país, es decir, que el contagio se produzca acá. Por eso se ponen en cuarentena los contactos de las personas infectadas. En Italia se les fue de las manos y es probable que acá pase también… lo que se está tratando de hacer es demorarlo la mayor cantidad de tiempo posible. Como son síntomas muy leves, en la mayor parte de los casos, puede pasar que alguien no se dé cuenta y lo propague. También está la posibilidad de que, según se publicó la semana pasada, la gente asintomática contagie el virus. Eso sería mucho más complejo. En el caso de que el virus empezara a propagarse, habrá que tomar medidas más drásticas, como las que se están tomando otros países, para contener la epidemia. No es que acá se estén tomando hoy medidas más “flojas”, sino que la situación no es como la atraviesa Italia, donde hay ciudades enteras en cuarentena, prohibición de actos multitudinarios, partidos de fútbol sin público.

¿Hay antecedentes de una situación similar en el pasado inmediato?

Con la N1H1 fue algo parecido. El reglamento sanitario internacional fue cambiando porque entonces se actuó bastante tarde y el resultado fue más terrible en términos de infectados y muertos.

Hay otra situación que se está dando en paralelo: un considerable aumento de los casos de dengue.

Exacto. El dengue básicamente nos afecta a todos y el coronavirus, en cambio, por ahora sólo afecta a quienes viajaron al exterior, son casos importados.

¿Le llama la atención que haya 364 infectados en la Ciudad de Buenos Aires?

No, la verdad que no. Desde el segundo semestre de 2019 se empezó a ver un aumento alarmante de casos de dengue en las regiones donde el dengue es endémico, es decir, que tienen todo el año. Hablamos de las zonas más tropicales del continente, que tienen mosquitos y dengue todo el año. En 2017 y 2018 tuvimos una disminución continental de casos de dengue, que hizo que acá no tuviéramos grandes problemas, a pesar de que no se estaba tomando casi ninguna medida para prevenirlo. No hubo, ni desde el Estado nacional, provincial ni de la ciudad, ninguna política activa. En 2019 los casos empezaron a subir y subir, se encendieron las alarmas sobre una epidemia de dengue. Y ahora estamos con una epidemia dengue, en el proceso de expansión y no sabemos hasta dónde va a llegar. La única forma de frenarla, ya que no hay vacuna ni tratamiento específico, es cortar la reproducción del mosquito. Y no alcanza descacharrar en cada casa, porque si yo me ocupo de eliminar todos los reservorios de agua donde se puede reproducir el mosquito, pero mi vecino no… el mosquito se reproduce igual. Es indispensable una acción comunitaria y del Estado para terminar con el ciclo de reproducción. Lo que hay que evitar es que en el barrio no haya mosquitos, que puede volar 50 metros a la redonda. En este momento no hay otra forma de frenarlo. Obviamente hay que descacharrar, usar repelente. El mosquito crece en el agua limpia, en los floreros, en las palanganas, las chapitas dadas vuelta.

El dato de que la mayoría de los casos no son importados, ¿a qué obedece?

Básicamente es por una cuestión de estación, por el calor. Lo que hay que monitorear es que no haya casos autóctonos más al sur. Hay una línea que atraviesa de este a oeste, entre el centro de la provincia de Buenos Aires y Mendoza, que es el límite para el dengue, el mosquito va a perdiendo condiciones para reproducirse. Los casos autóctonos es por tener mosquitos. Es sencillo y terrible.

En definitiva, ¿de qué hay que cuidarse más, del dengue o del coronavirus?

Del dengue, absolutamente. Y les aseguro que es muy difícil cuidarse del mosquito, es muy probable que todos empecemos a escuchar casos de dengue entre nuestros conocidos.

¿No llegó a su techo la epidemia de dengue?

Para nada. Lo único que nos puede salvar es la llegada del frío. Esto va a seguir. Al mismo tiempo, estamos con un problema con el sarampión.

¿Quedó invisibilizado el brote de sarampión?

Sí. Y el sarampión es más mortal que el coronavirus, puede matar gente joven, niños. Estamos frente a la epidemia más grande desde el año 2000 y ante una posibilidad de perder el estatus de país libre de sarampión, por la cantidad de casos que tenemos. Se está tratando de frenar, y algo se está logrando, pero la situación es preocupante. Esto sí tuvo que ver con el abandono de una política pública de vacunación que hizo que se perdiese la gran cobertura de personas vacunadas que teníamos. Acá no intervienen, como en otros países, los grupos antivacunas, que casi no hay. Sí hubo un Estado que dejó de distribuir apropiadamente las vacunas y eso se tradujo en una epidemia.