Evitar la saturación del sistema de salud y especialmente de las camas de terapia intensiva. Este ha sido el objetivo fundamental del aislamiento social obligatorio que cumplirá tres meses en el caso del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). El debate sobre la capacidad de contención del sistema ha estado presente desde el inicio de la pandemia de coronavirus. Sin embargo, en los últimos días la polémica creció al mismo ritmo que la multiplicación de casos positivos, que ahora se ubican en un promedio de entre 1.300 y 1.500 por día en todo el país. El 30% de este total está en la Ciudad.
La estrategia sanitaria se basa en las proyecciones. Por eso es que hay tantos indicadores que se tienen en cuenta: la tasa de duplicación, el factor R (cuántos pacientes contagia cada infectado) y por supuesto la tasa de letalidad y el nivel de ocupación de las camas de terapia intensiva. “Es el número que más hay que mirar”, le dijo días atrás a Diario Z el infectólogo del Hospital Pirovano Ricardo Teijeiro.
Hay un dato estadístico que desde hace dos semanas es posible relevar de modo sistemático. A principios de junio el gobierno porteño comenzó a elaborar un informe diario en el que se brinda un pantallazo general de la evolución de la pandemia y que incluye la cantidad de pacientes graves. Ese indicador coincide con la cifra de camas de terapia intensiva que están siendo utilizadas en el sistema público por pacientes con Covid19.
Hace exactamente 14 días, el miércoles 3 de junio, la cantidad de pacientes graves en el sistema público de la Ciudad era de 106. El sistema público de Capital cuenta en este momento con 415 camas de terapia intensiva. A las 115 que tenía se agregaron 300 con la intención de que sean de uso exclusivo para infectados con Covid.
La cifra del último informe del ejecutivo porteño, publicada ayer martes 26 de junio, indica que los pacientes graves son 147. Es decir que en 15 días hubo un incremento del 40 por ciento. Si hace una proyección, en dos semanas los graves podrían ser 205 y en un mes casi 300, con lo que la holgada situación de camas disponibles de terapia intensiva que presenta el sistema porteño podría comenzar a complicarse. Por supuesto que es sólo un dato sobre una situación multidimensional.
Al debate hay que sumarle que los datos que se conocen son los del sistema público, en una ciudad en la que el 70 por ciento de la población utiliza las prepagas o las obras sociales. Según el ministro porteño Fernán Quirós, el sistema privado tiene “unas 1.500 camas de terapia intensiva de las cuales están usadas 900”. Otro punto clave es que en ambos sistemas las camas disponibles no serán utilizadas exclusivamente por enfermos con Covid. El invierno trae consigo el incremento de otras enfermedades habituales para este período del año que pueden requerir este tipo de atención. Son señales que pueden cambiar si se logra aplanar la curva.