Por Franco Spinetta. Especial para Diario Z
Soledad Retamar es ingeniera en sistemas de información e investigadora de la Regional Concepción del Uruguay de la Universidad Tecnológica Nacional. Junto con el bioinformático Rodrigo Quiroga, de la Universidad de Córdoba, detectaron que dos de cada tres personas con Covid-19 llega a la internación en terapia intensiva sin el diagnóstico de la enfermedad. Para Retamar, el análisis de los datos públicos disponibles sobre la incidencia del coronavirus son más que preocupantes. La científica no solo pone en dudas la cantidad de infectados sino que opina que “se están escapando muchos más casos de los que se detectan”. “Las proyecciones no son buenas, tanto desde el punto de vista del aumento de casos, la ocupación de camas de terapia intensiva y la cantidad de fallecidos, que también sigue aumentando. En todos los datos disponibles, vemos un empeoramiento de la situación”, dice Retamar a Diario Z.
La investigadora entrerriana opina que hay un subregistro de casos en el AMBA, que se explica por un subteste : “Uno de cada dos casos da positivo, mientras la OMS recomienda que haya un 10 por ciento de positividad, es decir, uno de cada diez. Es una locura. Para mí el dato de la cantidad de casos, con este nivel de positividad, es irreal”.
¿Cómo llegaron a la conclusión de que dos de cada tres pacientes no estaban diagnosticados al llegar a terapia?
Son datos abiertos que publica el Ministerio de Salud de la Nación sobre cada uno de los casos que se han analizado de coronavirus. Cada vez que hay una caso sospechoso, se lo ingresa a un sistema de vigilancia del ministerio, que se va actualizando con la fecha del diagnóstico, si el caso fue confirmado o descartado, fecha de internación en cuidados intensivos y fecha de fallecimiento. Nuestro estudio está centrado en casos de los últimos dos meses, mayo y junio, que fueron derivados a cuidados intensivos. Lo que hicimos fue calcular, en base a la fecha de diagnóstico y de internación en cuidados intensivos, cuántos días transcurrieron desde el hisopado y diagnóstico y esa internación. Ahí detectamos que el 70 por ciento de los pacientes internados en terapia intensiva, tuvieron el diagnóstico entre un día antes de la internación, o peor aún, ya estando internados.
¿Por qué es relevante ese dato?
Son datos que aporta el ministerio y nosotros debemos asumir que son válidos. Es una situación grave: si dos de cada tres pacientes están siendo diagnosticados el día en que llegan a terapia o un día previo, es porque el estado de la enfermedad es muy avanzada. No se está llegando a detectar en tiempo y forma los casos que hay en la actualidad. Es una posible lectura.
Otra interpretación podría ser que las personas acuden cuando ya tienen síntomas graves.
Claro. La persona acude cuando tiene síntomas graves, pero la detección activa de los casos no estaría siendo muy eficiente. Todos los planes que intentan detectar los casos en un estadío leve, no está funcionando adecuadamente, sobre todo para los casos graves, que son personas que requieren cuidados intensivos.
¿Qué otros datos se encontraron en esa base?
De las personas que llegan a terapia intensiva, un 36% fallece, siempre basados en los datos de los últimos dos meses. Es una mortalidad muy alta.
En relación a la distribución geográfica de los casos, ¿hay información fiable?
La provincia de Buenos Aires y el resto del país, está bastante bien. La Ciudad de Buenos Aires, por decirlo en criollo, es un desastre. Más de la mitad de los registros tienen comuna sin especificar. Así no se pueden identificar los focos, saber dónde se encuentran los casos activos, genera muchos problemas.
¿Por qué sucede eso? ¿Es la Ciudad más compleja para relevar?
No creo que sea más complicado que, por ejemplo, el Conurbano, que cada partido tiene su secretario de Salud y necesita más coordinación. En la Ciudad está todo centralizado. No se entiende por qué no tienen la información completa. Honestamente, es un problema grande.
¿Por qué?
No es lo mismo saber la cantidad total, que tener identificado de dónde proviene. Durante muchos días se atribuía el aumento de casos a los barrios vulnerables, pero eso no se podía corroborar al tener la mitad de los casos sin especificar cada comuna. Después la Ciudad empezó a publicar información específica sobre los barrios vulnerables y pudimos ver que los focos grandes no se estaban dando sólo ahí, sino que se estaban desparramando por todos lados. Otro tema importante es la alta tasa de positividad que tenemos hace un mes y esto nos lleva a preguntar si no existe un subtesteo, que corroboraría la hipótesis de que se está llegando tarde a detectar los casos.
¿Qué marca esa alta positividad?
Uno de cada dos casos que analizás te da positivo, mientras la OMS recomienda que haya un 10 por ciento de positividad, es decir, uno de cada diez. Es una locura. Para mí el dato de la cantidad de casos, con este nivel de positividad, es irreal. Se están escapando muchos más casos de los que se detectan.
¿Por qué es importante tener estos datos?
Poder acceder a los datos, que tengan una calidad aceptable, que estén actualizado y en formato abierto, permite tomar decisiones en base a lo que está sucediendo en la realidad. Son decisiones mucho más certeras y con información precisa. Además, se pueden hacer estudios más específicos y comparativos. Lo que vemos es que la pandemia se ha comportado de manera diferente en otros países, y eso está en relación al tipo de medidas que se toman para contenerla. Hoy se informa diariamente muchos datos a nivel nacional, pero no es lo mismo mirar el dato promedio de un país tan divergente como el nuestro, donde lo que está pasando en Entre Ríos no es lo mismo que está pasando en Capital Federal. Las políticas que se aplican deben ser diferentes. Sin datos que den soporte a las decisiones, es como ir a ciegas.
¿Qué proyecciones pueden hacerse con los datos que hay?
El foco está hoy concentrado en CABA y en los partidos que la rodean del Conurbano. Descartando que para nosotros hay más casos que no están testeados, la situación es igualmente de alarmante. Semana a semana, el promedio de casos diario se va incrementando en un 30 o 40 por ciento respecto de la semana anterior. Y que se concentran cada vez más. No se ha tomado, hasta el momento, ninguna medida diferente para que esto deje de ocurrir. ¿Qué podemos proyectar? Debemos esperar que la semana que viene haya un incremento similar de los casos, por la misma exponencialidad que muestra la curva. Las proyecciones no son buenas, tanto desde el punto de vista del aumento de casos, la ocupación de camas de terapia intensiva, la cantidad de fallecidos -que sigue aumentando-. En todos los datos datos disponibles, lo que vemos es un empeoramiento de la situación.
La particularidad es que todo está ocurriendo en el AMBA.
El 95 por ciento de los casos se concentra ahí. Es muy complejo. Lo que empezó a suceder es que, al ser un núcleo comercial muy grande para el resto del país, con la apertura de actividades hubo un incremento en el tránsito entre el interior y el AMBA. Empezamos a ver que una persona que viajó a Escobar para vender su producción de frutas y verduras, vuelve infectado. Y a su vez contagió a otras personas. Entonces todo lo que se pueda reducir de contacto con esa zona, le va a permitir al resto del país mantener la curva aplastada como hasta ahora.
¿Qué podría pasar si no cambia la tendencia en el AMBA?
Lo que puede pasar es lo que dijo Rodrigo Quiroga, que se sature el sistema de salud, con cientos de muertos diarios. Y hoy tenemos los indicadores que tenía Chile 40 días antes de la debacle. Si no se hace nada ya, vamos al mismo camino, sobre todo AMBA.
¿Qué habría que hacer?
Desde mi punto de vista, habría que cerrar 15 días, pero acompañado de una estrategia bien implementada de rastreo de contacto, aislamiento y detección eficiente. Tiene que ser bien aceitado, poder rastrear el contacto estrecho a tiempo para aislarlo y evitar que se siga propagando. Cerrar todo sin hacer esto, es lo mismo que nada. Siempre va a haber circulación. A nosotros nos llueven denuncias, extraoficiales por supuesto, de que van a las UFI con fiebre y los mandan a su casa. O gente que está confirmada de coronavirus y está dos días en un hotel, y como no presenta más síntomas, se van con un familiar en auto a su casa. Indudablemente no se está implementando una buena estrategia de aislamiento y seguimiento de los casos, de los contactos estrechos, que son los continúan moviéndose y son los que pueden propagar el virus.