Hojman: “Los hospitales no están colmados, hay un poquito más de resto”

Por Franco Spinetta. Especial para Diario Z

“El intento de cerrar un poco la circulación, en principio muestra un aplanamiento de casos, pero las consecuencias reales las vamos a ver en los próximos días”, dice a Diario Z Martín Hojman, médico del Hospital Rivadavia, integrante de la Sociedad Argentina de Infectología y coordinador de la Red de Infectología de la Ciudad de Buenos Aires, un equipo integrado por representantes de los servicios de infectología de los hospitales de la Ciudad de Buenos Aires.

Hojman considera que la situación todavía es “manejable” y que frente a la flexibilización de la cuarentena impulsada por las autoridades políticas es probable que haya un incremento de los contagios. “El riesgo está”,  asegura, aunque al mismo tiempo ofrece un matiz: “Hay que tener en cuenta que el manejo de este tipo de situaciones es de ajuste y afloje, no se trata de volver atrás ni que nos fue mal: vamos aflojando cuando se puede, cuando tenés un poquito de resto. La decisión de cerrar de hace dos semanas te permite aflojar ahora por un tiempo”.

Podemos hacer una lectura de que se está viendo cierta estabilización de los casos. Ese era el primer objetivo de las medidas que se tomaron dos semanas atrás.

¿Qué evaluación hace de la situación actual? ¿Acompaña la flexibilización de la cuarentena?

Es una situación compleja. Estamos viendo, hay muchos indicadores y hay que tomarlos con cuidado. Se ve un aumento de número de casos, pero en realidad se da por un aumento de los diagnósticos de personas que no sabemos cuándo arrancaron con los síntomas, pueden ser de tres o cuatro días anteriores. Hay que tenerlo en cuenta para ver todo el escenario. Por otro lado, podemos hacer una lectura de que se está viendo cierta estabilización de los casos. Ese era el primer objetivo de las medidas que se tomaron dos semanas atrás. Es un poco temprano para ver las consecuencias, el resultado real de cerrar un poco la circulación se va a ver recién la semana que viene. Debemos tener en cuenta, también, que el cumplimiento no fue tan rígido, como debería haber sido. De todas maneras, yo creo que todo esto se tiene en cuenta, se sabía que el cumplimiento no iba a ser tan estricto como al principio porque la situación social no da como para bancarlo. Este intento de cerrar un poco la circulación, en principio muestra un aplanamiento de casos, pero las consecuencias reales las vamos a ver en los próximos días.

Más allá de cierta alarma por el aumento de los casos, ¿estamos en una situación manejable?

Estamos dentro de una situación manejable, por supuesto. Los hospitales no están colmados, por más que se están diciendo algunas cosas que tienden a poner esto en duda… yo puedo dar fe de que los hospitales no están colapsados, hay un poquito más de resto. Estas medidas tienden a evitar el colapso, y creo que se va a lograr.

Este intento de cerrar un poco la circulación, en principio muestra un aplanamiento de casos, pero las consecuencias reales las vamos a ver en los próximos días.

Al principio de la cuarentena, uno de los objetivos era ampliar la capacidad de los hospitales, algo que se hizo principalmente en el AMBA. ¿Qué hubiese pasado si no se hacía esto?

Las críticas que buscan deslegitimar el inicio temprano de la cuarentena son difíciles de explicar, más allá de que es obvio que la gente está cansada. Todos estamos cansados, hartos. Pero desacreditar la cuarentena desde el punto de vista epidemiológico, no tiene ningún sentido. Esto sirvió acá y en todo el mundo. Si no se hubiese hecho, la situación hubiese sido catastrófica, como en Brasil o Chile. Claramente creo que la medida es exitosa. También creo que es una medida muy difícil de sostener en el tiempo. Eso es lo diferente a lo que sucedió respecto a otros países. Acá tuvimos la buena idea de comenzar la cuarentena temprano, que hizo que después de tres o cuatro meses de circulación viral en el país el sistema no colapsó. Habría que buscar otro país que lo haya logrado. Eso es un éxito. Las críticas corresponden a otro análisis, que se vincula más a la utilización política de la salud para atacar a tal o cual gobierno. Lo único que logran es complicar las cosas.

Acá tuvimos la buena idea de comenzar la cuarentena temprano, que hizo que después de tres o cuatro meses de circulación viral en el país el sistema no colapsó. Habría que buscar otro país que lo haya logrado.

¿La flexibilización de la cuarentena responde a un criterio político más que sanitario? ¿Se puede esperar un aumento de los casos?

El riesgo está. Pero hay que tener en cuenta que el manejo de este tipo de situaciones es de ajuste y afloje. No se trata de volver atrás ni que nos fue mal. Vamos aflojando cuando se puede, cuando tenés un poquito de resto. La decisión de cerrar de hace dos semanas, te permite aflojar ahora por un tiempo. Y después seguramente haya que volver a cerrar un poco. Pero no lo sabemos. Acá no se improvisa, pero se evalúa y se actúa en consecuencia a lo que se va sabiendo. No hay nada escrito sobre cómo manejar una pandemia de este tipo. Nuestro país se basa en las experiencias de otros países y del conocimiento epidemiológico. Esto es dinámico, no estático, y nadie tiene la fecha de cuándo ni cómo va a terminar. Todos los esfuerzos se están haciendo para evitar que haya problemas más graves. Y hoy, luego de cuatro meses, podemos decir que eso se ha logrado. Reitero: no sé cuántos países lograron contener la situación como el nuestro. Eso es claro. Podemos debatir ideológicamente todo lo que quieran, pero los hechos son estos. Hoy nadie se muere en la calle, los hospitales no tienen pacientes de los pasillos ni se está eligiendo a quién ventilar y a quién no. Eso no pasa en la Argentina.

Una de las enseñanzas que tiene que dejar es que el sistema de salud tiene que ser fuerte, sólido y tiene que estar valorizado. Como médico el reconocimiento más grande que he tenido es de los pacientes.

¿La pandemia puso en evidencia la fragilidad del sistema público de salud?

Esto sacó a la luz un montón de cosas. Los hospitales no estaban bien, no se les prestó la atención que se debía, claramente los médicos no estamos bien, desde hace mucho. Y ninguno de los sistemas de salud del país están bien, sin distinción. Eso es así, pero también hay que decir que desde febrero se hizo un esfuerzo enorme para mejorar la situación todo lo posible. Tanto en la Ciudad, como en la provincia. Realmente se hizo. Una de las enseñanzas que esto tiene que dejar es que el sistema de salud tiene que ser fuerte, sólido y tiene que estar valorizado. El problema es que nadie lo valorizaba antes. Como médico el reconocimiento más grande que he tenido es de los pacientes, pero ni la sociedad, ni la política nos han valorizado. Cada vez que hay debates electorales, advierto que no se habla nada de la salud pública. Cuando nos asustamos con la pandemia, el sistema empezó a mejorar. Cuando nos asustamos, pensamos en nosotros. Ningún sistema funciona individualmente, de una vez por todas tenemos que incorporar el pensamiento solidario.

¿Lo entusiasma los anuncios de avance en relación a la vacuna o lo toma con cautela?

Yo creo que necesitamos buenas noticias. Hace muy poquito salió un artículo en una revista que muestra que en una Fase 1, primera prueba de vacuna en humanos, en un número muy pequeño de personas (45), en las que se prueban dosis y efectos adversos, se advirtió que en general tuvo buenas respuestas. Eso es algo muy bueno, pero es eso, nada más. Es la Fase 1 y se necesitan cuatro fases. Otras vacunas también buenos resultados. Esto se va a solucionar con una vacuna, que va a aparecer en tiempo récord, porque hay muchos intereses para que eso pase. Sin embargo, el tiempo récord no es este año. Quizá, para la primavera del 2021.