Docentes y familias del Normal 9 dicen que “la escuela nunca se fue” y alertan sobre contagios masivos

Docentes del nivel primario del Normal N° 9 Domingo Faustino Sarmiento, que está en la Avenida Callao 450, en la Comuna 3, envió esta carta a la redacción de Diario Z con pedido de publicación. Esta dirigida al gobierno de Horacio Rodríguez Larreta y expresa el rechazo a la presencialidad en el contexto de “cientos de muertos y miles de contagios”.

A las autoridades del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires:

Desde el equipo de trabajo del nivel primario de la ENS Nº9 queremos expresar nuestro rechazo a la decisión de vuelta a la presencialidad en las escuelas de nivel medio, técnicas y primarias. En momentos donde la pandemia en nuestro país aún se encuentra en desarrollo exponencial, con cientos de muertos y miles de contagios por día, la reapertura de las escuelas pone en riesgo la salud y la vida de todos nosotros.

En primer lugar, queremos dejar en claro que el slogan que pregonan desde el gobierno en relación a que “la escuela vuelve” niega y ataca todo el trabajo realizado por los/las docentes y las familias.

La escuela nunca se fue. Desde el comienzo de la ASPO hemos sostenido, familias y docentes, la educación. Con diversas plataformas y propuestas, siempre estuvo presente, activa y con una posición ética de garantizar el derecho a la educación. La pretendida vuelta a la presencialidad no tiene un encuadre educativo ya que, el “semáforo epidemiológico” aprobado por Trotta y el Consejo Federal de Educación, no permite el dictado de contenido escolar en las jurisdicciones de “riesgo moderado” como han caratulado a la CABA.

Presentan entonces la presencialidad como forma de ‘revinculación’ a través de actividades recreativas para los estudiantes y no se apoya en ningún tipo de continuidad pedagógica, por lo cual los docentes continuaremos llevando adelante las clases de forma virtual.

Es decir, la apertura de los establecimientos carece de un fin pedagógico y sólo está enmarcada en un proceso de apertura más general de la Ciudad, que descargará sobre nuestras espaldas una multiplicación del trabajo.

En este sentido llamamos la atención acerca del protocolo con el cual se ha dispuesto esta riesgosa vuelta a actividades presenciales. A través de la resolución 370-CFE/20, el GCBA coloca de forma voluntaria la asistencia de los estudiantes en las escuelas. Es decir, que se desligan de cualquier tipo de responsabilidad ante un caso de contagio (con el agravante a que puede conllevar) entre estudiantes, familias y docentes.

Jurídicamente la responsabilidad caerá en manos de las familias que han decidido mandarlos; por lo cual, tampoco tenemos garantías ante posibles acciones legales de las familias sobre los docentes, equipos de trabajo y equipos de conducción, a partir del registro de situaciones de contagio. Somos ciudadanos y sujetos de derechos, la obligación del gobierno es cuidarnos y no estamos dispuestos a que se desentienda de su deber.

Tampoco se harán cargo del transporte escolar, a sabiendas de que el transporte público es un espacio de mayor dispersión y circulación del virus. Con lo cual, más allá de que los estudiantes que vivan lejos elijan no ir, los docentes sí tendremos que apelar a este medio para movilizarnos a las escuelas. En relación a esto, la disposición de grupos burbuja para que no se mezclen los alumnos, no contempla que los docentes sí tendremos varios grupos por escuela, por lo que, junto a la necesidad de uso de transporte público, actuaremos como vectores de contagio.

Desde ya que nuestra escuela no ha sido reacondicionada ediliciamente para dispensar una apertura de acuerdo al protocolo. Contamos con aulas sin ventilación, un solo baño para todos los docentes y un patio de espacio reducido. Por otro lado, inevitablemente la limpieza y desinfección de algunos espacios o herramientas, tales como computadoras o pizarrón, recaerá sobre nosotros ya que no se ha designado a más personal auxiliar y sólo hay 4 trabajadores que compartirán el nivel primario y medio.

Cabe destacar que el protocolo coloca incluso que a los alumnos hay que dispensarles hasta protector solar antes de entrar, ¿de dónde surgirán los recursos para hacerse cargo de esto si a nuestra escuela, fuera de la pandemia y la emergencia económica, no llegaba ni jabón para los baños? El gobierno realiza una apertura improvisada sin recursos ni infraestructura que sólo apunta a convertirse en un desfile de contagios masivos.

Tenemos plena conciencia de la necesidad de las familias y los estudiantes de retornar a cierta organización cotidiana, y sabemos perfectamente que las clases presenciales son irremplazables. Pero lo que está en juego en este momento son la salud y la vida, en tanto nos encontramos, quizás, en el pico más alto de contagios a nivel nacional, y aunque en la Ciudad haya disminuido levemente la cantidad de casos, nadie garantiza que la política aperturista no tendrá un revés como ha sucedido en San Juan, Jujuy, y en países tales como España, Israel o Grecia.


No existen actualmente garantías ni condiciones sanitarias para avanzar en un retorno de estas características, que lejos está de presentarse como una preocupación educativa. El pretendido protocolo es inaplicable en nuestra realidad escolar, y la preservación de la vida es una instancia inapelable para nosotros. Por ello entendemos que, para esta instancia y las que vendrán, es indispensable la organización superlativa de la docencia de cada escuela y en su conjunto, para defender la educación, la salud y la vida.