Este domingo 18 de octubre se festejará una nueva edición del Día de la Madre. Aunque en un sobrevuelo algunas personas suelen adjudicar su existencia a objetivos netamente comerciales, la fecha tiene orígenes que se remontan a la Antigüedad. En Grecia había un día designado para rendir homenaje a Rea, diosa de la fertilidad, que se casó con su hermano Cronos. Su descendencia eran: Zeus, soberano de los dioses y los hombres; Poseidón, dios de los mares; Démeter, diosa de la agricultura; Hestia, diosa del hogar; Hades, dios del inframundo.
La tradición pasaría luego al imperio romano y las costumbres cristianas. Y se asociaría a la celebración de María Madre de la Dios. Antes de la reforma del Concilio Vaticano II se conmemoraba el 11 de octubre a la Virgen María. Luego esa fecha pasó al 1 de enero.
Argentina siguió la tradición anterior. Para garantizar que todos pudieran agasajar a sus madres el festejo pasó al domingo anterior o posterior al 11 de octubre. Luego quedó fijado como el posterior.
En otras latitudes, en los países no católicos, el origen de este día es totalmente distinto. En Estados Unidos hay que remontarse a 1870. Ese año, en Bostón, Julia Ward Howe, activista por los derechos de la mujer, poeta, escribió la Proclama por el Día de las Madres. Era una convocatoria para aglutinar a las mujeres en contra de guerra, no sólo en Estados Unidos sino en el mundo. Se inspiraba en buena medida en el impacto que había tenido la guerra civil estadounidense.
“En nombre de la maternidad y la humanidad, les pido solemnemente que sea designado un congreso general de mujeres, sin importar nacionalidad, y que se lleve a cabo en algún lugar que resulte conveniente, a la brevedad posible, para promover la alianza de diferentes nacionalidades, el arreglo amistoso de cuestiones internacionales y la gran causa universal de la paz”, dice la proclama en uno de sus párrafos.
Muchos años después, el presidente Wilson Woodrow establecería el Día de la Madre en el mes de mayo.