Solo uno de cada 67 matrimonios igualitarios celebrados en la última década terminó en divorcio mientras que en la población en general se separó una pareja de cada dos que se casaron, según datos suministrados por el Registro Civil porteño. La estadística desmiente uno de los principales argumentos enarbolados por los sectores conservadores que se oponían a la Ley de Matrimonio Igualitario, de cuya sanción se cumplen 11 años este jueves. Desde 2010 hasta fines de junio de 2020 se celebraron 5.924 matrimonios igualitarios.
“Uno de los principales argumentos de los detractores de la norma era que nuestras parejas no eran estables y que por lo tanto no era conveniente darles tanta formalidad”, recordó a Télam María Rachid, titular del Instituto contra la Discriminación de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad. Rachid, entonces presidenta de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT), fue una de las principales impulsoras de la norma.
Para Rachid, la baja incidencia de divorcios en la comunidad LGBT+ “no tiene que ver con que nuestras relaciones sean tan distintas a las heterosexuales”, sino con el hecho de que “para llegar a constituirnos como familias, tenemos que romper con un montón de mandatos y esto implica una mayor reflexión”.
“Estos números son como el diario del lunes, que nos hubiera servido en aquel momento en que venían con investigaciones de universidades vinculadas a religiones, para intentar mostrar que no tenía sentido darnos la solución jurídica que pedíamos”, dijo Rachid, quien fue la primera legisladora abiertamente lesbiana de la Ciudad.
Como alternativa al matrimonio igualitario y cuando ya tenía media sanción de Diputados, estos sectores antiderechos propiciaban la sanción de una ley de unión civil a nivel nacional, como la que existía desde 2002 en la Ciudad, la cual, pese a sus limitaciones, en su momento fue “un gran logro” porque se trató del primer antecedente de reconocimiento legal a parejas del mismo sexo en América Latina y el Caribe.
De hecho, la aprobación por parte de la Legislatura porteña de la Ley de Unión Civil -el 12 de diciembre de 2002- puede ser considerada un primer hito de la lucha por el matrimonio igualitario, máxime si se tiene en cuenta que apenas un año antes Holanda se había convertido en el primer país en el mundo en legalizar el matrimonio para personas del mismo sexo pero con importantes limitaciones.
“Veníamos del 2001 y de una profunda crisis de las instituciones de las cuales provenía la mayor parte de la discriminación y violencia hacia la diversidad sexual. Y, en ese momento de debilidad en que las instituciones tenían que hacer concesiones, muy oportunamente la CHA (Comunidad Homosexual Argentina) presenta el proyecto y así como se aprueba la Unión Civil se aprueba la expropiación de Brukman o la primer ley de recicladores urbanos”, recordó.
Según datos suministrados por el Ministerio de Gobierno porteño, a través del Registro Civil de la Ciudad, desde 2010 hasta fines de junio de 2020 se celebraron 5.924 matrimonios igualitarios, lo que representa el 4,48% del total de enlaces formalizados ante esa dependencia en el mismo período (que sumaron 132.226).
Sin embargo, si se analiza la incidencia de los divorcios, la proporción no se mantiene: la primera separación legal en la Ciudad de una pareja del mismo sexo se produjo recién en 2017 y desde entonces se han registrado solo 88 divorcios, lo que representa casi el 0,13% de ese tipo de registro desde 2010 (70.387).
No obstante, hay que tener en cuenta que el promedio histórico de duración del matrimonio de todas las parejas que se separaron en la Ciudad desde 1975, es de 20 años.