La candidata a diputada nacional de Juntos por el Cambio María Eugenia Vidal se compró el año pasado un departamento en la zona de La Isla, el sector más caro del coqueto barrio de La Recoleta. La adquisición del inmueble se volvió en las últimas semanas un punto de tensión para la exgobernadora bonaerense en el tramo final de la campaña. Vidal intentó explicar este jueves 8 de septiembre la compra, que según su propia declaración jurada se escrituró en 340 mil dólares.
Aseguró que adquirió la propiedad con su parte de la venta del inmueble que compartía con su exmarido y con “un crédito hipotecario a diez años”.
“Está publicado en mi declaración pública cuando era gobernadora-agregó-. Yo impuse por ley (en la provincia de Buenos Aires) la obligación de hacer una declaración pública para explicar con qué bienes ingresaba un funcionario y con cuáles se iba”, sostuvo Vidal, y agregó: “Es mi único bien y no tengo nada que ocultar. Estoy muy tranquila”.
Las explicaciones de la candidata tienen un punto controvertido. Había una gran diferencia entre el monto que recibió por la venta del inmueble que compartía con su exmarido y lo que costaba el departamento en Recoleta. Esos recursos, a diferencia de lo dicho por Vidal, no surgieron de un préstamo hipotecario clásico, de los que las personas pueden pedir en un banco, público o privado.
El dinero faltante se lo prestó a Vidal la propietaria del departamento, cerca de 200 mil dólares, con el compromiso de que lo devolvería en 10 años.
Además, para sumar aspectos singulares, la propietaria de ese departamento es esposa del socio empresarial de Facundo Manes, candidato del radicalismo en la provincia de Buenos Aires, que compite en la interna de Juntos por el Cambio contra Diego Santilli, del PRO. Todo suena, al menos, poco común.